Para mucha gente es muy difícil orar y quizás algunos dejaron de intentarlo, pero debes saber que existe una recompensa especial cuando oramos.
Necesitamos orar
¡Qué difícil es para muchos ser constantes en la oración! Se interponen distracciones a cada momento, los problemas diarios se multiplican y nos impiden hacerlo. Si lo intentamos a primera hora de la mañana sentimos que llegaremos tarde donde debemos ir. Sea al trabajo o al colegio.
Quienes lo dejan para la noche, por lo general están tan cansados que no llegan a pasar más de dos minutos en oración o no la hacen.
Quiero avisarte que todas esas distracciones las trae quien no quiere que ores. La oración es fuente de poder para nosotros y ese, nos quiere debilitar.
¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.
1 Pedro 5:8 (NTV)
La oración es esencial en nuestra relación con Dios. Es el conducto de comunicación con lo divino. Es el tiempo de compartir nuestras preocupaciones con Él, pero también el tiempo que dedicamos a escucharle y agradecerle.
Dios nos recompensa en el tiempo de oración
Y cuando somos constantes y respetamos ese tiempo y no permitimos que nada nos impida realizarlo, recibimos recompensa. Es la recompensa de la oración que sentimos, porque nos hace crecer espiritualmente. Nos llena el alma.
Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
Mateo 6:6 (NVI)
La mayor recompensa de la oración es la intimidad que compartimos con Dios. Eso es un privilegio. Es lo que nos ayuda a la vez a estar en armonía con todos a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, y nos equipa para vivir en agradecimiento y perdón.
La oración no es algo que realizamos solo para nuestro beneficio, también beneficiamos a otros. Y definitivamente no es una obligación, pero la recompensa de la oración nos atrae a continuar orando incesantemente porque es una recompensa para nuestro espíritu y nuestra alma.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.