El presidente Santiago Peña y toda su comitiva fueron escrachados por varios fieles al término de la misa por el octavo día del Novenario en honor a la Virgen de Caacupé. Un hombre, que estaba con su familia, reclamó “todas las necesidades de un pueblo que llora sangre” en medio de faltantes de medicamentos y la inseguridad. Dijo que lo empujó un escolta presidencial.
Al finalizar la misa del octavo día de Novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé, el presidente Santiago Peña y su comitiva iban saliendo de la explanada de la basílica, cuando un peregrino, en medio de la frustración, pidió al jefe de Estado que atienda al pueblo que sufre. Antes, también hizo su reclamo al vicepresidente de la República, Pedro Alliana.
El jefe de Estado hizo caso omiso al reclamo y uno de sus escoltas respondió cerrándole el paso y, según el ciudadano, con un fuerte empujón. El hombre llegó con toda su familia desde Fernando de la Mora, Central, hasta la Villa Serrana este jueves.
“Tu pueblo está llorando sangre. No hay remedios en los hospitales. Están robando todo. Tu país sufre. La única forma de decirles las cosas es ahora, porque se esconden todos los días. Este pueblo está sufriendo”, exclamó el feligrés con impotencia cuando vio al presidente de la República.
https://twitter.com/Telefuturo/status/1864641283773591623
Tampoco desaprovechó la oportunidad para pedir mayor seguridad. “Yo soy emprendedor y todos los días tengo que estar escondiéndome para que no me roben en mi local”, afirmó.
Además, reprochó a los senadores que se autoasignaran G. 6 millones más de salario.
“Están ganando sueldazos y el que trabaja día a día su sueldo no le alcanza para nada. El sueldo no alcanza para los que vivimos en alquiler y no es justo que vivamos así. El presidente no hace nada. El costo de vida es caro, todo es carísimo”, lamentó ante los medios.
Con el reajuste, el suelo de los parlamentarios alcanza alrededor de G. 39 millones.
“Para aumentar G. 6 millones no tardaron ni 15 días, pero para aumentar G. 100.000 al sueldo mínimo tardan un año. Dejan mucho que desear. El pueblo está sufriendo mucho y ahora que les tenemos en frente queremos decirles algo”, siguió.
El hombre, que tiene tres hijos, finalizó su reclamo mencionando que solo pide seguridad para trabajar tranquilo.
“Trabajamos con miedo todos los días. De eso estamos cansados”, concluyó.
Fuente: ultimahora.com